Pepper Clemens sent the messenger: nevertheless the reverend left the herd
(Espectáculo "Por humor al arte")


Ficha de la versión 
Obra Pepper Clemens sent the messenger: nevertheless the reverend left the herd
Versión

Espectáculo "Por humor al arte"
Fecha Octubre de 1983
Duración 00:08:35 (Introducción)
00:03:05 (Obra)

Marcos Mundstock:

Cierta vez, se presentó ante Mastropiero un enigmático caballero de nobles modales, y le encomendó la composición de una obra de homenaje al doctor Schmerz von Utter, con motivo de su muerte. El enigmático caballero, sin darse a conocer, pagó por adelantado los honorarios del compositor, y le informó que se ausentaría por algunas semanas. Agregó que a su regreso se llevaría a cabo el homenaje póstumo al doctor von Utter, en el salón de actos de la SOGINOBST, la Sociedad de Ginecología y Obstetricia. Mastropiero compuso entonces una cantata para cinco voces masculinas, titulada "Te has ido, oh ilustre, oh abnegado, o...bstetra".

La primera voz de esta cantata narra un episodio de la vida del doctor von Utter, que sintetiza su espíritu humanitario; se refiere al día en que el abnegado médico recorrió cinco leguas a pie para asistir en el parto a una humilde campesina abandonada por su novio. La segunda voz de la cantata hace acotaciones circunstanciales sobre los hechos narrados, y las tres voces restantes resaltan la filantropía del extinto. Comenzados los ensayos, Mastropiero decidió suprimir la voz que hacía las acotaciones circunstanciales, y convirtió la obra en un cuarteto. El cambio se justificaba, porque la solemnidad de las honras póstumas no estaba de acuerdo con el carácter de dichas acotaciones circunstanciales, que eran del tipo de “¡qué barbaridad!", "¡upalalá!", o también "¡puje, puje!", "listo el pollo", etcétera.

Pero un grupo de conspicuos socios de la SOGINOBST se presentó ante Mastropiero y lo convenció de que suprimiera la voz que relataba la anécdota, convirtiendo la obra en un trío. El nuevo cambio obedecía a que habían surgido ciertas dudas sobre la veracidad de los hechos narrados; se sospechaba que el doctor von Utter no había recorrido a pie cinco leguas, sino solo cuatro leguas; además la enferma no habría sido una pobre campesina abandonada por su novio, sino una rica condesa que le habría retribuido generosamente. El trío conserva el elogio de las virtudes humanitarias del extinto, y se lo sigue interpretando hasta nuestros días, a pesar de una curiosa superstición según la cual su ejecución acarrea diversas desgracias a los intérpretes: súbitas descomposturas, venganzas inesperadas, quebrantos económicos, o meros accidentes durante el concierto.

Pero no es el trío la obra que hemos de escuchar hoy, como tampoco llegó a ejecutarse en las honras póstumas del doctor von Utter; sucede que, estando ya casi listo para estrenar, se presentaron nuevamente los miembros de la SOGINOBST, y convinieron con Mastropiero que lo mejor para el homenaje era una obra instrumental: el quinteto original, pero en lugar de voces masculinas, ejecutado con instrumentos de viento. Los colegas del doctor von Utter preferían evitar toda referencia a los hechos ocurridos, ya que habían logrado confirmar, y aún ampliar, sus anteriores sospechas. La campesina, en efecto, no era tal, sino la condesa de Regenschmutz, no era soltera, sino casada, y no había dado a luz aquella noche, sino nueve meses después.

Pero Mastropiero pensó que para homenajear a un extinto, un quinteto de vientos no era lo ideal, y modificó la obra adicionándole instrumentos de cuerda, más afines con la ocasión. Por suerte, el enigmático caballero de los nobles modales, que le había encomendado la obra de homenaje fúnebre, aún no había regresado a reclamar el trabajo concluido, y Mastropiero siguió reflexionando, hasta que por fin decidió que la solemnidad del acto reclamaba el agregado de un nuevo instrumento: el piano. Y puso manos a la obra en la corrección. La partitura estaba ganando en complejidad, y el compositor veía complacido cómo un simple encargo iba en camino de convertirse en una obra maestra; sin embargo, releyendo lo que había escrito, Mastropiero decidió que las cuerdas sobraban, y el piano también: él se sentía capaz de componer una obra genial volviendo a la simple formación del quinteto de vientos, pero de otros vientos distintos de los de la versión anterior. Estaba decidido: la partitura quedaría definitivamente compuesta para vientos.

Aún así, Mastropiero sentía que algo faltaba en su obra: instrumentos de percusión. Mastropiero estaba sumido en sus cavilaciones, cuando golpearon a la puerta; era el enigmático caballero de los nobles modales, que semanas antes le había encargado la obra de homenaje fúnebre al doctor Schmerz von Utter. Esta vez el caballero reveló su identidad, dijo: "Yo soy el conde de Regenschmutz, el marido de la desprestigiada condesa", y agregó: "Durante estas semanas he estado persiguiendo por toda Europa al doctor von Utter, pero se me escapó de las manos y sigue con vida en alguna parte. Por lo tanto, suspenderemos el homenaje fúnebre hasta nuevo aviso". Pero los miembros de la SOGINOBST decidieron realizar de todos modos un gran festejo de repudio al doctor Schmerz von Utter. Durante el acto se tocó una pieza de jazz que Mastropiero compuso usando elementos de las obras anteriormente descartadas. La escucharemos a continuación, y se titula "Pepper Clemens sent the messenger: nevertheless the reverend left the herd", cuya traducción al castellano es "Schmerz el mequetrefe, ese repelente vejete verde".


Coro:
Puje!, puje!, puje!
Toallas limpias y un fuentón.
Abnegado, abnegado, profesor.
Cinco leguas, cinco leguas,
caminando recorrió.

Ernesto Acher:
No se distraiga,
vamos, vamos, dele,
vamos, vamos, upalalá,
vamos con la contracción.

Carlos Núñez Cortés: Doctor von Utter

Jorge Maronna: Abnegado profesor.

Coro:
Schmerz von Utter,
abnegado, abnegado, profesor.
Puje, puje, puje.
Puje, puje, puje.


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